Sabemos que en Medio Oriente la lucha por los derechos humanos es una constante pues son zonas en las que todo tipo de injusticas están presentes de forma radical en comparación a lo que se vive en otras latitudes sin meritar la importancia de cada región en el mundo que combate la injusticia y fortalece la vida digna de cualquier ser humano.
En el caso de Irán, en cuanto a los deportes mantienen reglas severas en cuanto a su participación y desempeño, un ejemplo de esto es que las mujeres deben luchar por entrar a los estadios iraníes, a pesar de que las leyes actuales del país han cambiado esas consignas, para la comunidad parece no importarle y siguen restringiendo el acceso a las mujeres.
Por confuso y retrograda que parezca, estas prohibiciones abarcan el ajedrez calificado por el mandatario Jomeini como “un juego diabólico que perturba la mente” y en la Edad Media señalado como un juego de azar y de apuestas, por lo que menos está permitido.
KHADEM LLEGA A ROMPER LAS REGLAS IMPUESTAS POR IRÁN
Aun con todo en contra ante las mujeres y el deporte, Sara se ganó el respeto del mundo al ser toda una eminencia en el ajedrez a sus 26 años, contando con títulos de Masters International IM y Gran Masters Femenina WGM. Además es sobresaliente en tiempos de rebeldía de la sociedad iraní con protestas de mujeres por sus derechos humanos.
Su formación profesional comenzó desde los 8 años, dedicando hasta 10 horas diarias jugando, y cuatro años después ya viajaba por el mundo para asistir a competencias, en contra de que era una edad en la que no podía convivir con hombres pues no está permitido.
A los 16 años obtuvo el título de campeona del mundo sub-16 en la modalidad relámpago.
EL ACTO DE REBELDÍA QUE LA CONDENA AL EXILIO
En diciembre del año pasado, la ajedrecista se consagró con un acto de rebeldía en el Mundial del Ajedrez Rápido de Kazajistán, pues lo hizo sin usar hijab (es decir el velo que es obligatorio en su país para las mujeres desde los 9 años). Esto fue llevado a cabo tan solo tres meses después del asesinato de la iraní Mahsa Amini por no traer el hijab bien colocado.
En lo que dicta la ley islámica el artículo 638 del quinto libro del Código Penal recoge que todo acto que se considere “ofensivo” para la moral pública está castigado con una pena de entre 10 días y 2 meses de prisión o 74 latigazos. Una nota aclaratoria de este artículo explica que las mujeres a las que se vea en público sin velo serán castigadas con una pena de entre 10 días y 2 meses de prisión o una multa.
Por tal motivo Sara consideró la posibilidad de no regresar más a su país, pues además de su postura en contra de todo tipo de actividad que rechace los derechos de las mujeres, sabía que con este acto sería sentenciada en su país, por lo que junto a su esposo e hijo decidió instalarse en el sur de España.
Desafortunadamente este es uno de los tantos casos que se viven en regiones como Irán, mujeres que son marginadas, señaladas, insultadas atentando contra su libertad de expresión y de ser humano.
Afortunadamente cada vez más voces femeninas rompen las reglas y cuentan con la fortuna de salir con vida, pues terriblemente muchas no logran lo mismo ya que al alzar la voz pierden la vida.
No solo el ajedrez, cualquier actividad deportiva debería ser de acceso para las mujeres en cada latitud del planeta, siendo un derecho como tal que abarca hasta el sentido común.