“LAS VICTORIAS TE DAN UNA FELICIDAD PASAJERA” NADAL.

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Esta Entrevista es del mes de Enero y por la contingencia del coronavirus, estamos recuperando artículos para que ustedes tengan que leer.

El sábado a mediodía, Rafael Nadal tiene muchas cosas que hacer. Durante casi una hora, el español se dedica a atender todos los compromisos que tiene con la prensa en el Abierto de Australia y cuando termina se marcha directo a la pista 23 para participar en un encuentro con los ganadores del Rafa Nadal Tour, aprovechando un clinic de su academia que tiene como principal atractivo a Carlos Moyà, su entrenador, y a Tomeu Salvà, uno de sus mejores amigos.

A esa hora, Nadal ya ha decidido tomarse un respiro y cancelar el entrenamiento que tenía programado para las cinco.

Por la mañana, el No. 1 del mundo se ha entrenado durante dos horas con Dominic Thiem en la Melbourne Arena, a pocos metros de la Rod Laver Arena donde el martes debutará ante Hugo Dellien para iniciar un camino que puede llevarle a igualarle a Roger Federer en número de torneos del Grand Slam (19 a 20 ahora mismo).

Poco después de las cuatro y media, Nadal, que viste camiseta rosa y pantalón corto blanco, carga con su raquetero y se monta en la parte trasera de un coche en el que también viajan Maria Francisca Perelló, su mujer desde el pasado mes de octubre, Benito Pérez-Barbadillo, su jefe de prensa, y el periodista con el que se ha citado para una entrevista que transcurre mientras regresa a su hotel entre los semáforos y las calles de Melbourne.

Como siempre, Nadal es un 10 en el cara a cara: cuando el vehículo llega a las puertas del imponente Crown Towers, la fortaleza de muchos de los jugadores en el primer grande de la temporada, el tenista le pregunta al conductor si es posible mantener el coche parado y quedarse dentro, consiguiendo así más tiempo para acabar la entrevista sin prisas.

¿En su casa son de Papá Noel o de Reyes Magos?
Siempre hemos sido más de Reyes Magos.

Póngase en la piel de alguien que tiene hacerle un regalo a Rafael Nadal. De entrada, parece todo un reto.
Este año me han regalado un parchís con la cara de cada jugador habitual: la de Rafa Maymò, la de Carlos Moyà, la de mi padre y la mía grabadas en el tablero. Eso me hizo mucha ilusión porque siempre estamos con la broma del parchís, que jugamos antes de los partidos. Y me han hecho otros regalitos que también me han gustado, cosas de ropa.

¿Por qué el parchís?
Es un juego fácil. Por la composición de nuestro equipo, es un juego que viene bien. Normalmente, somos siempre tres o cuatro, así que se adapta bien a nosotros. El parchís nos divierte porque te mantiene en tensión en todo momento, te distrae y te ayuda a no pensar mucho antes de los partidos. A mí me gusta calentar con tiempo y después descanso, así que me entretengo jugando unas partidas. También en los días libres, o en los aeropuertos, ayuda a pasar las horas estando en equipo, no solo con el teléfono o viendo series. Es una forma de unirnos.

Nadal

¿Lee con frecuencia?
Leo a diario, pero no necesariamente libros.

Prensa, entiendo.
Sí. Evidentemente, leo mucho sobre lo que está pasando en España. Son momentos nuevos, y qué menos que leer para intentar entender todas las situaciones y poder tener una información más detallada de todo lo que está ocurriendo. Sí, acostumbro a leer las noticias diariamente.

¿Y sobre usted?
Leo bastante menos sobre mí que sobre las noticias del mundo en general. No me leo todas las crónicas que se escriben sobre mí. Alguna vez me pasan alguna, si es especialmente malsonante o al revés también. Entonces, sí que me gusta saber quién habla bien y quién habla mal, y me gusta entender los motivos de por qué se habla bien o por qué se habla mal, más que el artículo. Es decir, cuando se escribe algo negativo, ya no solo sobre partidos, intento descubrir si es porque realmente soy el causante, o si es porque alguien lo hace por algo personal que desconozco.

¿Y ver?
He visto ahora mismo una serie que me ha encantado: Grandes acontecimientos de la II Guerra Mundial en color. Son 10 episodios muy interesantes. Uno sabe la historia, pero viéndola así, con imágenes reales, te ayuda a darte cuenta de la magnitud y la brutalidad que se vivió durante toda esa época. Es parte de nuestra historia, y es importante saberla para intentar no repetirla.

“Pensé en parar una temporada para ver si se regeneraba un poco mi cuerpo y dejaba de ir en lesión en lesión”, dijo en los primeros meses del año pasado. ¿Fue una crisis tan grande como parece desde fuera?
Crisis, o se le puede llamar como quiera. Más que crisis, diría que tuve un momento bajo, un momento duro para mí. Crisis no es hacer dos semifinales, una crisis es otras cosas. En cualquier caso, fue algo relativamente corto. El problema mío real empezó en los cuartos de Indian Wells y duró hasta mitad del Conde de Godó. Solo hay un torneo y medio comprometido, dentro de esa crisis mía de energía e ilusión. Obviamente, mi crisis interna comienza cuando me lesiono ante Khachanov en Indian Wells porque voy encadenando un problema tras otro desde hace mucho tiempo.

¿Eran sensaciones desconocidas?
No porque he estado lesionado muchas veces. Aunque quizás la sensación que tuve en el partido contra Leo Mayer en la primera ronda del Godó nunca la había tenido dentro de una pista de tenis. Recuerdo pocos igual, la verdad.

“Me quiero ir de aquí”, se le llegó a escuchar en ese partido.
Sí.

¿Qué sentía?
Cuando uno tiene dudas, cuando lleva tiempo sin poder entrenar… Bueno, es que ya no es un tema incluso de disfrutar, es un tema de no poder entrenar por arrastrar más problemas físicos de la cuenta y por dolores diarios que no te permiten hacer la actividad normal de una persona. Vivir siempre con problemas hace que uno lo vea todo negro, y uno tiene un bajón un poco más grande.

Siga.
Yo venía de un 2018 con muchísimos problemas, aunque los resultados tenísticos hubieran sido muy buenos. Y los primeros tres o cuatro meses de 2019, quitando el Abierto de Australia, fueron más de lo mismo. Y eso que durante ese torneo tuve un susto en el abdominal, con una pequeña elongación. En Brisbane me retiré por una rotura en el cuádriceps, en Acapulco me pasó lo de la mano antes de empezar, en Indian Wells lo de la rodilla. Y eso acompañado de una operación en el pie a finales de 2018, de una rotura abdominal, de retirarme del Abierto de Australia, de retirarme del Abierto de los Estados Unidos… Pues explotas, claro que explotas.

Y explotó contra Mayer.
Ese partido con Mayer fue el momento cumbre, pero hay veces que uno necesita llegar ahí para empezar otra vez. Peor que en aquel momento no podía estar, así que había dos opciones: o paraba unos cuantos meses hasta que yo me sintiera recuperado, que era lo que tenía decidido hacer en un primer momento, o seguía, pero con un cambio. Necesitaba un cambio de dinámica física, pero también uno de ilusión personal. No nos engañemos: yo hago un cambio de actitud en ese momento, pero todos los resultados que llegan después no vienen precedidos por eso. Dejo de tener las limitaciones evidentes en mi día a día, y eso me ayuda. Nadie puede competir con más limitaciones de la cuenta.

¿Cuántas lesiones sufre sin que los periodistas lo sepan?
Usted no le cuenta a todo el mundo todo lo que le pasa, ni yo tampoco. Hay veces que van sucediendo cosas, y más en mi caso. Si ya llevo muchas que se saben y encima cuento más… parece que soy.…

El pupas.
Justo eso.

¿En ningún caso pensó en decir basta?
No, no he tenido ese pensamiento en ningún caso.

¿Y cree que será de una forma parecida a la de la temporada anterior?
No tengo ni idea. No creo que sea una cosa que se planifique. Como no pienso en ella, no sé cómo puede llegar. Supongo que es un proceso que no es de un día para otro. O tu cuerpo lo decide por ti, o tú decides si ha llegado el momento, pero no es algo que pueda plantearme a día de hoy. Y tampoco me preocupa. Puede venir de muchas maneras. Puede ser que esté en un momento brillante, perfecto, pero me quiera ir porque he cumplido mi ciclo, porqué esté satisfecho y completo conmigo mismo. O, sin embargo, puedo estar jugando mal y quiera seguir porque estoy disfrutando de lo que hago. O, que esté jugando mal, tenga problemas físicos, me sienta cansado y quiera dejarlo. De verdad que no lo sé. Son cosas que uno no puede predecir. Ya llegará, y cuando pase estoy seguro de que seré completamente feliz después.

Nadal

“Me gustaría ser recordado como una buena persona más que como un buen jugador de tenis”, dijo en Perth hace unos días durante la ATP Cup.
Es que creo que esto es así para cualquiera…

Bueno, o no. Habría que verlo.
La realidad es simple: puedes tener todos los títulos que quieras, pero si no tiene la capacidad de poder disfrutar de la vida con gente a la que quieres, y que te quiere, qué más da todo lo demás. Yo lo entiendo de esta manera.

¿Por eso dice que pasar a Roger Federer en número de grandes no le va a hacer más feliz? Tiene la oportunidad de empatarle en este Abierto de Australia.
Es que mi felicidad del futuro no depende de pasar a Federer. Este es el fin de la historia. La felicidad plena no me la va a dar ganar 20 ni 25 torneos del Grand Slam. ¿Me hace ilusión? Pues claro que me hace ilusión porque me dedico a esto y quiero ser lo mejor posible, pero me han pasado tantas cosas buenas durante todos estos años que solo puedo estar agradecido a la vida y a la gente que me ha ayudado.

Pero también asegura que le hace ilusión.
El tema deportivo me hace ilusión, pero no me confundo ni me obsesiono. Hace pocos meses gané el Abierto de los Estados Unidos y luego conseguimos con el equipo español la Copa Davis, pero aquí estamos otra vez en el Abierto de Australia. ¿Me hizo feliz aquello? Claro que me hizo feliz, pero estamos de vuelta en Melbourne. Es decir, la vida continúa. ¿Y si no hubiese ganado todo eso? Pues posiblemente estaríamos aquí igualmente, y no seríamos más infelices. Las victorias te dan una felicidad pasajera, la felicidad real te la dan otras cosas en la vida. Y aunque en estos momentos vivamos de victorias y derrotas en el mundo del deporte, hay cosas mucho más importantes que todas estas. No es un tema de filosofía, es la realidad de todo. Claro que en estos momentos a mí me afecta jugar mejor, peor, ganar o perder. Claro que eso le afecta a mi felicidad actual, pero a mi felicidad futura… le aseguro que no.

¿Se puede comparar la felicidad de ganar con la irse a pasar un fin de semana en barco y bucear o pescar?
Todo es comparable en esta vida, pero son situaciones diferentes y momentos de felicidad distintos. Por mucho que uno se crea que ganar te da esa felicidad especial, dentro de la competición también hay sufrimiento, estrés y preocupación. Cuando combinas todas estas sensaciones claro que hay un momento de gran satisfacción personal al conseguir algo. Pero la felicidad es la satisfacción personal de lo que has trabajado para llegar ahí. La felicidad por haber conseguido aquel momento quizás es mayor que cuando estás en el barco con tu familia o amigos. Al final, estás viviendo un momento de tranquilidad y es una felicidad más cómoda, por decirlo de alguna manera. La otra es una felicidad más incómoda. Las demás cosas, si tengo suerte, tendré mucho tiempo para hacerlas. A día de hoy, la satisfacción personal que te da saber que te vas a ir del circuito tras haber hecho las cosas de la mejor manera posible, habiendo estado cerca de tu límite, creo que eso sí que puede dar una felicidad futura.

Ha repetido muchas veces que no se veía jugando al tenis con 33 años, ¿se veía con hijos a esta edad?
Pues no lo sabía. Si no me veía jugando a tenis… es posible que sí, que hubiera podido tener niños antes. Es una cosa que tampoco depende de uno solo.

¿Le gustaría ser padre pronto?
Me encantan los niños y me gustaría formar una familia, y por la edad que vamos teniendo tampoco vamos a tardar cinco años.

Nadal

Hay algo que quizás tarde menos: la ampliación de la Rafa Nadal Academy que ya es una realidad.
Significa mucho para mí, pero mucho más para todos los que entrenan ahí. Hay días que llueve en Mallorca, días que no pueden entrenar en las condiciones que merecen los que trabajan duro para mejorar al máximo su nivel. Con la ampliación de las pistas, especialmente las cubiertas, damos un salto de calidad muy importante, y el servicio que vamos a proporcionar a los clientes es mucho mejor porque se pueden planificar las cosas. A la hora de acoger eventos, por ejemplo, es una gran ayuda porque tenemos la seguridad de que se pueden desarrollar, ocurra lo que ocurra. Y tenemos la oportunidad de albergar eventos importantes para la isla. Buscábamos no alejarnos de lo que necesita un centro de referencia internacional. Sin la ampliación nos quedábamos atrás, ahora podemos decir que estamos en camino de ser una referencia tenística, y también deportiva. Y también estoy contento porque de alguna manera la gente de todo el mundo que viene habitualmente podrá disfrutar aún más de las instalaciones. A nivel local, además, va a generar más puestos de trabajo. Hay más de 300 puestos de trabajo directos a día de hoy, y con la ampliación se aumentará el número. Para mí, es bonito tener a mucha gente de Mallorca trabajando en un centro como este.