El 29 de Enero de 1974 la arquitectura mexicana nos presentaba una de sus maravillas, inaugurando el Museo de Arte Prehispánico de México en la ciudad de Oaxaca.
Dicho museo alberga la colección que formó por más de veinte años tanto Olga como Rufino Tamayo. La construcción de dicho recinto fue edificada desde el siglo XVIII, pero en esta década el artista decidió rehabilitar sus instalaciones para presentar su propio trabajo.
La museografía fue diseñada por Fernando Gamboa, donde cada sala del lugar está identificada por un color perteneciente a la paleta de pintura del mismo Tamayo. En ellas se encuentran más de mil piezas, pertenecientes a todas las culturas que florecieron en el vasto territorio de nuestra nación.
Cada una de las piezas encontradas en este recinto fue elegida por la óptica artística de Rufino Tamayo, donde encontró el común denominador en la belleza y calidad expresiva en cada una de ellas.
A pesar de la índole antropológica que este museo podría tener, dado las aportaciones étnicas de cada una de nuestras entidades, la principal meta de este museo ha sido resaltar el arte como tal, tanto la de su creador como la de nuestros ancestros, buscando en su cosmología al momento de mostrar sus piezas artísticas.
El acervo del museo cuenta con mil cincuenta y ocho esculturas, realizadas lo mismo en cerámicas modeladas a mano que desbastadas en piedras de consistente dureza, fragmentos de pintura al fresco, y trabajos de joyería.
La riqueza cultural que nos caracteriza hace de espacios como este museo toda una experiencia, y somos realmente afortunados que gracias a nuestra cultura e idiosincrasia podamos encontrar tantos lugares no sólo en Oaxaca sino en cada rincón de nuestro hermoso país.