Novak Djokovic ya es campeón de Roland Garros por segunda vez en su carrera y después de cinco años tras derrotar al alumno más avanzado de la NextGen, Stefános Tsitsipás.
En una final que duró más de cuatro horas el número uno del mundo realizó una hazaña remontando una desventaja que hubiera matado a cualquiera. El arranque del griego fue muy sólido y extraordinariamente preciso y logró llevarse los dos primeros sets con parciales de 7-6 y 6-2 pero el serbio no se iba a dejar vencer tan fácilmente y viniendo de atrás se quedó con los siguientes dos parciales por 6-3 y 6-2 con atención médica para el helénico de por medio por molestias en la espalda.
Llegó entonces el quinto y definitivo set y la rotura de servicio de Nole a Stefáno para ponerse dos juegos arriba, algo que fue mortal en lo anímico para el griego que aún así lucho al extremo para vencer a su rival lamentablemente para él sin lograrlo ya que Nole lo selló por 6-4 para alzarse con el triunfo y para proclamarse como el nuevo rey de la arcilla francesa y confirmarse en la cima del ranking mundial de la ATP.
Djokovic de 34 años nunca había ganado una final de Grand Slam después de haber perdido los dos primeros sets y Tsitsipás de 22 años nunca había perdido un partido tras ganar los dos primeros parciales.
Para Djokovic este fue apenas su segundo título en Roland Garros después del que consiguió en el 2016, pero también el número 19 de Grand Slam para el de Belgrado poniéndose a uno solamente ya de los 20 que acumulan Roger Federer y Rafael Nadal.
Stefános por su parte se quedó cerca de convertirse en el primer griego campeón del Abierto de Francia, cerca de ser el 56°monarca de la Era Open y el 151° de toda la historia. Por todo eso y por quedarse tan cerca teniendo en un puño al mejor del mundo, el griego no pudo evitar el llanto en la misma cancha del Philippe Chatrier.